Por qué seguir luchando por una Internet libre y abierta

[reproducción del post publicado originalmente el 22 de febrero por Stephan Fuetterer en el blog mediossociales.es]

Vender motos “interneteras” está bien. Hacer inbound marketing, generar engagement, enamorar digitalmente al potencial cliente, potenciar el SEO, facilitar la vida mediante apps, mejorar la atención al cliente en redes sociales y mil cosas más para vender y fidelizar son cosas muy finas. Pero nada de esto sería posible si no hubiese organizaciones de carácter global que velan porque internet continúe estando disponible cada día, de forma libre y abierta. Damos por supuesto que al levantarnos tendremos internet hasta la hora de acostarnos, y así cada día. No es tan fácil. Hoy viajamos al corazón más fundamental de internet.

Imagina que, de la noche a la mañana, usar Gmail, Google Analytics o Dropbox sea ilegal.
Pues que no te extrañe tanto. En este mismo instante estamos viviendo esta situación. A pesar de que ya existe una declaración de intenciones entre Estados Unidos y la Unión Europea relativa a la transición entre el acuerdo de Safe Harbor y el Privacy Shield, durante todo el tiempo que medie, y por tanto sigue mediando, entre el 6 de octubre (día en que se produjo la sentencia Schrems) y el momento en que se instrumente el Privacy Shield, toda transferencia de datos entre ambas regiones ha sido, es y será ilegal por la vía del anulado Safe Harbor, siempre y cuando se vean involucrados datos personales de ciudadanos de la Unión Europea.

Parece ser que prácticamente ninguno nos libramos de ser delincuentes. Porque sueles usar Gmail y herramientas similares, ¿verdad?

Pero se cuecen habas de amplias variedades en todas partes: los gobiernos del mundo (y no sólo me refiero a los totalitarios, sino a países como Estados Unidos, Gran Bretaña o Francia) tratan de crear “puertas traseras” en dispositivos y en páginas web para poder espiar más cómodamente a los usuarios, tomando como excusa la propia seguridad de tales usuarios. Las frases que más miedo me dan en este mundo son las que acaban con la coletilla “por su propia seguridad”.

El tema es tan gordo como para que Facebook, Google, Microsoft, Twitter y Yahoo se pongan de acuerdo para emitir comunicados conjuntos contra el gobierno de Reino Unido, o para que Apple (en solitario, como es su estilo) denuncie las presiones del Gobierno de Estados Unidos.

Mientras tanto, la ministra de Asuntos Digitales de Francia, Axelle Lemaire, se veía obligada a tener que rechazar una propuesta de proyecto de ley (¡de su propio gobierno!) que pretendía obligar a los fabricantes de equipos electrónicos a rebajar el nivel de encriptamiento de los dispositivos que permiten conectarse a internet.

Las empresas no se quedan tampoco atrás. El programa Free Basics de Facebook ofrece servicios de acceso gratuito a internet en 38 países. Suena muy bien y muy filantrópico, pero resulta que ese acceso se limita únicamente a aquellas webs y recursos que decide Facebook. El Gobierno de la India ya ha bloqueado este servicio, dado que incumple claramente el espíritu libre, abierto y neutral de la Red. Está claro que con iniciativas de este tipo se favorece la creación de una internet de “dos velocidades”: ¿la internet de los ricos y la internet de los pobres? ¡Qué peligroso!¿no?

¿Y en cuánto tiempo han sucedido toooodas estas cosas? ¡En menos de 40 días! Muy fuerte, ¿verdad? ¡En cuanto nos damos la vuelta intentan colárnosla tanto las empresas como quienes nos gobiernan!

Espíritu libre, abierto y neutral a la Red
Pero, ¿qué es el espíritu libre, abierto y neutral de la Red? Es el derecho a un acceso universal a internet (de hecho, el acceso a internet es un Derecho Humano, según la ONU). Es el derecho que todos los usuarios de internet tenemos de acceder a los mismos recursos y fuentes de información, independientemente de si vivimos en India, África, Papúa-Nueva Guinea o Manhattan. Es el derecho que todos tenemos a hacer que se escuche nuestra voz y nuestros pensamientos, a compartir conocimientos y recursos con el resto de los habitantes del mundo. Es el derecho a la salvaguarda de nuestra privacidad, a que no nos espíen, a que las organizaciones se comporten con nosotros de manera transparente. Es el derecho a que si tenemos acceso a internet, sea a todo internet, no sólo a la parte que más le interese a determinada organización. Es el derecho a que nadie tenga constancia de la naturaleza de los ficheros que movemos a través de la Red. Es el derecho a que no se priorice el tráfico de determinado tipo de paquetes de datos sobre otros (por ejemplo, vídeo frente a audio). Es el derecho que tiene cualquier persona u organización a crear aplicaciones, servicios y soluciones para que sean usadas en Red.

Pues todo esto, amigas y amigos, requiere de muchas políticas públicas, muchas leyes, muchas especificaciones técnicas, mucha educación, mucho debate y, sobre todo, mucha ética.

Internet Society
Como hemos visto, ese espíritu libre, abierto y neutral de la Red es extremadamente frágil. Constantemente los gobiernos y las empresas están tratando de barrer para casa en aras de los propios intereses, y debe haber alguien que vele por los derechos de los usuarios de internet y vigile los movimientos sospechosos que intentan socavar dichos derechos.

Con tal fin, dos de los padres de internet, Vinton Cerf y Bob Kahn, fundaron en 1992 Internet Society (ISOC), una organización global dedicada a asegurar que internet sea libre, abierta, neutral y transparente. Su visión es extremadamente sencilla: internet es para todos.

Para ello, desarrolla políticas de actuación y estándares tecnológicos. Sus más de 80.000 miembros están repartidos en 113 capítulos a lo largo y ancho de nuestro planeta. Entre sus miembros se encuentran individuos particulares, investigadores, académicos, empresas, organizaciones sin ánimo de lucro, universidades, administraciones públicas, proveedores de servicios y contenidos, y todo tipo de profesionales y organizaciones.

ISOC trabaja mano a mano con más de 130 organizaciones como ICANN, W3C, IETF, entre otras, para asegurar la continuidad de internet y el bienestar de sus usuarios (sí, algunas de sus páginas web tienen un diseño horroroso; no mates al mensajero).

¿A qué retos mundiales presta su ayuda ISOC?
Llevar internet al 60% de la población mundial que aún no puede tener acceso a este servicio.
Lograr una implantación real del protocolo de direcciones IPv6 (que permite 340 sextillones de direcciones de red frente al protocolo IPv4 que sólo permite poco más de 4.000 millones de direcciones y que, dicho sea de paso, ya se han agotado y nadie se inmuta). Anécdota: todo el mundo se llena la boca de hablar sobre Internet of Things (IoT) y chollos similares, pero la realidad es que sin IPv6 esto del IoT es un mal chiste. Hacen falta muchas direcciones de red para conectar esas 50.000 millones de cosas que se dice que habrá conectadas a internet en el año 2020.
Gobernanza de la Red: lograr que, entre todos, gobernemos internet, en vez de que lo haga una autoridad central. Según ISOC, el responsable de internet no es nadie y lo somos todos.
Me acabo de dar cuenta de que como me extienda, este post alcanzará 86 vueltas a la tierra, así que, si quieres, puedes consultar una escueta lista de problemas que gestiona Internet Society.
Me imagino que, a estas alturas te preguntarás “¿y este hombre por qué se lía a hablar de este tema?”. Pues por un motivo muy sencillo. Hace un par de meses tuve el honor de ser nombrado vocal de la junta directiva de Internet Society, capítulo España, presidido por el Dr. Andreu Veá. Este nombramiento me hace una ilusión especial, porque el campo de acción de esta organización se extiende infinitamente más allá de la actividad de comunicación y estrategia digital a la que se dedica mi empresa y yo mismo. No se trata de vender, de cómo afinar el marketing para lograr mejorar el ROI de las compañías. Se trata de extender derechos universales. Se trata de preservar y amplificar los beneficios de internet para que puedan aprovecharse de ellos la mayor cantidad posible de personas, de igualar conocimientos, asegurando el espíritu libre, abierto y neutral de la Red. Es un premio (¡y además está muy bien que, de vez en cuando, Vinton Cerf te mande un mail!).

Bueno, ahora me toca hacerle un poco de caso a otro tema calentito: repasar cómo va el tema del proceso de transición para que la autoridad de la organización que asigna y gestiona los nombres de todos los dominios (DNS) a nivel mundial (sí, estamos hablando de todas las URLs/DNSs del mundo) se divida entre múltiples organizaciones de distinta procedencia. Apasionante, aunque da un poco de canguelo ¿no? ¿En manos de quiénes caerá la gestión de todos los dominios del mundo?¿De gente honrada o de canallas? ¡Otro desafío apasionante del que depende todo lo que ocurra en internet! ¡Vaya, lo han vuelto a posponer!

La verdad es que a veces me sorprende, cuando salgo por la mañana de casa, que toda esa gente que veo pueda seguir accediendo alegremente a internet a través de sus móviles de forma tan confiada: ¡es el milagro de Internet Society, el corazón de internet!

Stephan Fuetterer (@sfuetterer)

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